Hace tiempo que trato de buscar algo
excitante que poder narrarles. Pero sinceramente, no dispongo de una vida tan
vertiginosa e hilarante, como para aportar algo novedoso a la sobresaturada literatura
universal, ni siquiera en forma de un diario o un blog (más o menos íntimo).
Es más, puede que carezca al final de esa
imaginación vigorosa que creía poseer.
Y resulta más que probable, que se aburriesen hasta las mismísimas
piedras con una prosa, lineal y desierta.
Así pues, nunca podré igualar mi estatus a esa
gran masa cooltural que son los jovencísimos autores noveles, cuyas vivencias existenciales me (sobre)superan
y me (sobre)fascinan casi de similar manera.
No podré emplear jocoso de mi, esa frase tan recurrente
y romántica…
–Tío hoy no puedo salir, Ahora estoy trabajando en MI novela.
Cosa, que me angustia muchísimo. Aunque de
igual manera, tampoco dispongo de un contexto propio para poder utilizarla
correctamente. No creo que a mi jefa le importase un carajo que escribiese yo
una novela. Y mucho menos que se lo diga expresamente a ella. Incluso en
ocasiones me pregunto, si es que habrá leído alguna novela en toda su vida como
jefa o persona, para poder valorarla igual que valora mis aptitudes (en ese caso la
respuesta resultaría completamente negativa).
Una segunda opción podría ser que lo
trinase en Twitter. Pero correría el peligro de que Cory Arcangel (que es mucho
más listo que todos nosotros), me ridiculizase y archivara, para luego (divina la
ironía), aparecer publicado en un LIBRO suyo.
Lo que son las cosas…
Desconozco si cualquiera de los autores
cuyos tweets ‘recopiló’ el artista,
llegaron a publicar algo parecido a una novela.
Pero por si acaso, y como dicen en mi casa.
Si no tienes nada interesante que contar (y por extensión, no eres nada
interesante), mejor quedarse callado y escuchar o leer las idioteces de otros.
Sí. Cien veces mejor es ser introvertido
que pasar por un completo gilipollas.